Los errores que cometemos al hablar y al escribir que nos hacen parecer gente sin clase
Hablar en
público es complicado. Departir en el entorno profesional con
otras personas también lo es, sobre todo si de dichas conversaciones depende el
éxito o fracaso de nuestra empresa. Por eso en demasiadas ocasiones tendemos a
aparentar ser quienes no somos y utilizar palabras y expresiones que
normalmente no emplearíamos y que suenan muy bien, o al menos eso
nos parece.
Cada
época tiene sus expresiones de moda y
sus lugares comunes lingüísticos que se repiten hasta la
saciedad. Aunque no nos guste demasiado, es fácil entender por qué de repente
todo es “dinámico” y “creativo”: se trata de palabras comodín que sirven tanto
para un roto como para un descosido y que, gracias a que no significan gran
cosa, no nos comprometen. Tu proyecto es dinámico, tu pareja es dinámica,
el hijo del vecino es muy dinámico. Muy distintas son aquellas expresiones que
creemos que conocemos y que, sin embargo, empleamos mal. Nada peor que intentar
parecer más listos o ¡dinámicos! de lo que realmente somos y equivocarnos. Aquí
tenemos algunos ejemplos.
Un giro de 360 grados
Una
expresión que se oye con gran frecuencia en lugar de la correcta, que es un
giro de 180 grados. A no ser, claro está, que lo que queramos decir es que nos
quedamos como estamos: 360 grados es un giro completo, mientras que uno de
180 nos sitúa mirando al punto completamente opuesto. Así que cuando el jefe
anuncie su intención de dar un giro de 360 grados a la empresa, no se preocupe:
o todo seguirá como hasta el momento, o su superior es un inútil.
Punto y seguido, punto y aparte, punto final
Tres
conceptos que nos pueden jugar una mala pasada si los confundimos. Si nuestra
estrategia va a marcar un “punto final” en nuestra empresa, estamos dando a
entender que vamos a conseguir con nuestras maravillosas ideas acabar con ella.
Si, por el contrario, se trata de un punto y seguido, quizá nos estemos pasando
de conservadores y continuistas. Mejor decantarnos por el punto y aparte.
Literalmente
¿No
han reparado en que “literalmente” ha pasado a significar todo lo contrario de
lo que realmente significa, es decir, que algo es figurado? Si utilizásemos
correctamente la palabra, una frase como “el jugador quedó literalmente destrozado
tras el partido” querría decir que el deportista fue mutilado, reventado y sus
miembros reventados en el curso de la competición. “Literalmente” significa
“conforme a la letra o al sentido literal” o “que debe entenderse en la
plenitud de su sentido la palabra a la cual acompaña”. Es esta última acepción
la que nos da problemas, pero no debe hacernos caer en emplear lo literal para
referirnos a lo figurado.
A nivel de…
En
su simpático Museo de los Horrores, el Centro Virtual Cervantes advierte
los malos usos de la locución “a nivel de”, que cada vez más se utiliza para
referirnos a un tema en concreto. “A nivel de sanidad, lo estamos haciendo muy
bien”, por ejemplo. Mal: “nivel” significa “altura, grado, categoría,
situación”, por lo que se admite en expresiones como “ya me he puesto al nivel
del resto de la clase”, pero no en el caso anteriormente expuesto.
En plan
“En
plan bien”, “en plan mal”, “en plan simpático”, “en plan borde”, “en plan…” Basta
ya. Aunque no es una expresión equivocada, debemos dejar de abusar de dicha
locución para introducir un adverbio y evitar que se confunda con un adjetivo.
Es el caso de, por ejemplo, una frase como “me lo ha dicho borde”, que nos
suena mal porque genera cierta ambigüedad entre si es el hablante quien es
borde o tan sólo la forma de decirlo.
Barajar una hipótesis
Una
vez más, el Centro Virtual Cervantes nos recuerda que debemos tener cuidado
cuando barajamos hipótesis, sobre todo si somos periodistas, ya que es un error
en el que caemos de forma habitual: sólo si existen varias
posibilidades podemos utilizar dicha expresión. Si tan sólo se valora
una única hipótesis, deberemos encontrar otra mejor.
TOP
Desde
que José Mourinho empezó a popularizar la palabreja inglesa
para referirse a sus jugadores y, sobre todo, a sí mismo, todo ha pasado a ser
“top”. Hay que reconocer que la palabra tiene su encanto, puesto que es capaz
de describir “lo máximo” o “uno de los mejores” en un único término que, para
más inri, está formado por apenas tres letras. ¿Alguna alternativa? Dado que
“mejor” es un superlativo, deberemos conformarnos con un “muy bueno”.
Interfecto
Muchas
veces nos referimos al interfecto como si esta palabra fuese un sinónimo de
“dicha persona” o “interesado”, sin saber que en realidad significa, dicho de
una persona, “muerta violentamente, en especial si ha sido víctima de
una acción delictiva”. Nada de preguntar si le podemos enviar un correo
electrónico al interfecto, a no ser que creamos en el internet después de la
muerte, claro.
Bueno no, lo siguiente
Empecemos
admitiendo que utilizar esta viral expresión en un entorno profesional nos
deslegitima ante cualquier interlocutor, que probablemente pensará que somos un
adolescente de doce años. La lengua española es lo suficientemente rica como
para buscar una alternativa a esta expresión tan poco económica y tan infantil.
¿Saben qué es “lo siguiente” de algo bueno? ¡Algo muy bueno!
Tomado de EL CONFIDENCIAL
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