Este título puede parecer ambiguo porque los fanáticos de los
extraterrestres dan este nombre a unos seres superiores que cuidan del planeta.
Yo me refiero a los primogénitos de la especie humana, una clase a la cual
pertenezco (a los primeros, no a la segunda) y quiero hacer una defensa
imparcial de esta categoría que ha sido vilipendiada por la historia desde los
comienzos de los tiempos.
Empezando por la Biblia; Caín, el mayor de Abel, hacía
sacrificios al Señor, lo mismo que su hermanito pero el Altísimo prefería al
niño chiquito y despreciaba a Caín, este se llenó de rabias y resentimientos y
mató al segundo con una carraca de burro, lo que no sé es si el animal también
era de los mayores. Después, como para enmendar el asunto, aparece en el libro
sagrado el derecho de primogenitura que consiste en que el mayor hereda los
derechos. Pero unos capítulos más tarde el patriarca Isaac, hace que su preferido
Jacob, el menor por si no lo sabían, engañe a su hermano mayor, con un plato
de lentejas, para quedarse con los derechos que ya se nombraron.
Lo más grave contra los hermanos mayores ocurre en los
cuentos de hadas y la mayoría de relatos infantiles. Aquí no solo el
primogénito sino los que le siguen son tontos, aprovechados, avaros, envidiosos
y toda la colección de defectos que pueden tener los seres humanos pero, en
cambio, el menor es un dechado de inteligencia y de virtudes y, por supuesto,
es el que siempre logra los propósitos que plantea cada cuento: derrota los
monstruos, mata al dragón, le gana al diablo, descubre los misterios, encuentra
el tesoro,etc. y, para completar se casa con la princesa que siempre es joven y
linda, muy al contrario de lo que ocurre en la realidad. Me refiero a las
monarquías, no a las reinas y princesas de la belleza en los concursos.
El hermano mayor en general es feo, lento en sus pensamientos
y un poco retrasado mental, todo lo contrario del niño pequeño de todos los
relatos que se complace en ganar en sabiduría y valentía al tarado de sus
hermano. Esta injusticia es histórica y los escritores se complacen en
perpetuar esta imagen para dicha de los niños lectores. Por supuesto que en
cine y TV se perpetuó este paradigma y cunde el mal ejemplo. Como esta es sólo
una humilde opinión no deseo alargarme con el tema pero dejo constancia que da
para escribir muchísimo más. En otro artículo hablaré de los superdotados
benjamines o hermanos menores; perdón, del menor de todos que es el consentido
de la literatura y de la historia.
Edgar Tarazona Angel
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